El daño que me haces a mí será pasajero, porque algún día desaparecerá; pero el que te haces a ti mismo autoengañándote te perseguirá de por vida, seguramente no dejándote dormir a gusto nunca.
miércoles, 17 de octubre de 2012
Des-
Lo único que me prometí era que no iba a perder y mírame, ya he abandonado la partida. Y sí, esa partida de la que hablo se llama amor. Por no perder, por no sentirme inferior a nadie pero, ¿y si hubiese seguido y hubiese ganado? A la mierda, ya está hecho y arrepentirse es una de las cosas en las que más tiempo perdemos. Arrepentirse está sobrevalorado porque, ¿para qué? Es algo innecesario y doloroso que nos encanta, pero demasiado insano.
El daño que me haces a mí será pasajero, porque algún día desaparecerá; pero el que te haces a ti mismo autoengañándote te perseguirá de por vida, seguramente no dejándote dormir a gusto nunca.
El daño que me haces a mí será pasajero, porque algún día desaparecerá; pero el que te haces a ti mismo autoengañándote te perseguirá de por vida, seguramente no dejándote dormir a gusto nunca.
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