Y luego está el mío, que sabe lo que quiere pero no puede tenerlo. Que llora, que ríe, que se enfada, que a veces deja de respirar y que otras respira demasiado rápido, como queriéndose salir de mi pecho. Que es muy dulce pero también muy amargo, pero nada ácido. Que tiene mucho frío, pero sólo le dan calor a medias, y nunca por las noches, que es cuando más tirita. Que se acelera si te ve, pero se para si no quieres secuestrarle.
Y aquí estamos los dos, en un face to face constante. Que unas veces manda él y otras yo, pero que como no deje de ser tan impertinente voy a tener que mandarle callar para siempre y el amor va a desaparecer.